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Igualdad entre mujeres y hombres: un pasito hacia adelante, dos pasitos hacia atrás

En las proximidades del día Internacional de la Mujer, que cada año celebramos el 8 de marzo, una panorámica de la situación y de los derechos de las mujeres tanto en España como en el resto del mundo, revela la persistencia de múltiples desigualdades.

El Instituto Europeo de Género (EIGE) cuantifica en 54 puntos de una escala de 100, el índice de igualdad de género en nuestro país, siendo los valores para los países más igualitarios de nuestro entorno, Dinamarca, Suecia y Finlandia, superiores a los 73 puntos.

Un análisis por ámbitos concretos evidencia que en nuestro contexto, las brechas de género son más notables en el acceso a la formación y al conocimiento (53 puntos), en el acceso al poder y a la toma de decisiones (47 puntos), o en lo relativo a la corresponsabilidad y el reparto de tareas, en que España obtiene su peor puntuación (33,8 puntos) de entre las seis dimensiones analizadas. En ninguna de estas dimensiones alcanza España la máxima puntuación, pese a no incluir en el análisis la manifestación más extrema de desigualdad entre mujeres y hombres: la violencia de género.

El diagnóstico precedente no hace sino iluminar una realidad que mujeres y hombres constatamos cotidianamente y de manera sorda, a pie de calle. La violencia de género, con cuyas consecuencias fatales nos desayunamos diariamente, muestra la cara más dolorosa de una sociedad en la que, pese a los esfuerzos realizados y a los notables avances de las últimas décadas, las mujeres aún no han logrado la plena autonomía y libertad.

El acceso y la permanencia en el mercado laboral y su ocupación no segregada en los diferentes sectores de la actividad económica, la justa representación en los puestos de toma de decisiones tanto del sector público como del sector privado, y su participación equilibrada y en igualdad de condiciones en todos los ámbitos de la vida social, fundada en una mayor corresponsabilidad en el reparto de los cuidados, se consolidan a 8 de marzo de 2014 como objetivos aún por alcanzar.

Bien es cierto que las políticas públicas de igualdad han sido unas de las grandes damnificadas por la crisis económica que aún padecemos. Pese a ello el próximo período 2014-2020 dibuja un escenario de posibilidades renovadas. No sólo porque la Estrategia Europa 2020 preconiza una Europa más innovadora, más sostenible e integradora, donde las mujeres están llamadas a jugar un papel central, sino también por el refuerzo de los mecanismos de promoción de la igualdad en todas aquellas políticas cofinanciadas en los próximos siete años, por los Fondos Estructurales y de Inversión.

La aplicación del enfoque de género de manera transversal implica que en las políticas de I+D+i, de Sociedad de la Información y TIC, de fomento de la competitividad y pymes, de empleo y formación, de transporte y movilidad e incluso de desarrollo rural, se tomen las medidas necesarias para contribuir a la igualdad de oportunidades de mujeres y hombres.

Una gran oportunidad para una Europa con más talento, más competitiva y más justa.

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