Idea
Los gobiernos territoriales en la sociedad hiperconectada

Para Kanna, la “conectividad es el destino”, y serán aquellos individuos, empresas y países que aprovechen las nuevas tendencias de generación de la red global hiperconectada los que tengan elementos de prosperidad en el futuro. ¿Es esto así? ¿Qué retos abre esta realidad para los gobiernos territoriales?
Desde esta lógica, parece que los territorios están perdiendo importancia frente a las redes globales. Nada más lejos de la realidad: la gran red mundial conecta personas, empresas y países que viven, crecen y se desarrollan en territorios. Así, las infraestructuras de transporte y las redes de comunicación aterrizan en espacios territoriales concretos, donde los seres humanos desarrollan sus vidas de manera real y virtual. Así, los gobiernos territoriales tienen la responsabilidad de generar las condiciones necesarias para favorecer la interconexión no sólo con otros territorios, sino a través de sus propias redes locales: redes de conocimiento, experiencias, tecnología, creatividad, innovación personal y empresarial, capital físico y social, etc. Los gobiernos territoriales deben ofrecer no sólo capacidades “de paso”, sino sobre todo convertirse en nodos que atraen, generan y ofrecen valor a las redes globales. De “poner a nuestro municipio en el mapa”, tenemos que pasar a “poner a nuestro municipio en la red”.
Las herramientas para favorecer la generación de estas redes son múltiples: desde la propia ordenación territorial, la política de infraestructuras, o la política de desarrollo de la red –por ejemplo, ampliando la cobertura de banda ancha-, hasta la generación de ecosistemas dinámicos en los que el conocimiento fluya desde los centros educativos a las empresas del territorio, favoreciendo la difusión tecnológica, o mejorando la calidad de la oferta cultural y creativa del municipio o de la comunidad autónoma.
Situar a los municipios y a las comunidades autónomas en el mapa global de las redes de comunicación y valor supone aproximarse al hecho territorial desde una perspectiva diferente: el desarrollo endógeno da paso al desarrollo conectado, a la capacidad de articular políticas y mecanismos que, haciendo permeable el territorio, lo configuren como un hub de valor ciudadano, abierto a la realidad global, y respetuoso con los principios de calidad de vida para todos sus habitantes, en igualdad de condiciones. No es un reto menor: de hecho, hemos avanzado ya mucho en España, aunque queda todavía mucho camino por recorrer.