Idea

Vacaciones de verano, para ti y para mí

A finales de 2007 España ratificó su adhesión a la Convención de Naciones Unidas sobre los derechos de las personas con discapacidad. En esta declaración de principios los Estados Partes se comprometen a asegurar y promover el pleno ejercicio de todos los derechos humanos y las libertades fundamentales de las personas con discapacidad sin discriminación alguna.

Por las fechas en las que nos encontramos merece una especial atención citar el Artículo 30 sobre Participación en la vida cultural, las actividades recreativas, el esparcimiento y el deporte. Cuando estemos disfrutando de las merecidas vacaciones allá donde cada quien tenga posibilidades de estar y disfrutar, incluido el deambular por nuestra propia ciudad haciendo otras cosas menos habituales, deberíamos preguntarnos si lo que estamos haciendo lo podría disfrutar igualmente una persona con algún tipo de discapacidad.

Desde darnos un chapuzón en la piscina o en la playa, hasta hacer senderismo por un bonito paisaje, o simplemente reposar en un espacio que no es nuestro hábitat cotidiano, o tomar la decisión de vivir un tipo de experiencia diferente, o relacionarnos con personas con las que habitualmente no interactuamos, todo eso puede convertirse en una verdadera carrera de obstáculos para personas con movilidad reducida o con una discapacidad sensorial, mental o intelectual. Personas que podemos ser nosotros mismos en caso de una discapacidad temporal y/o sobrevenida.

Por ejemplo, el derecho a participar en la vida cultural exige, entre otras cosas, examinar si se reconocen y apoyan explícitamente la lengua de signos o si la protección de los derechos de autor no impide el acceso a materiales culturales como los libros hablados o formatos en Braille.

La Convención obliga a respetar, obedecer y cumplir determinadas pautas de actuación, por ejemplo que las instalaciones y servicios comunitarios para la población en general atiendan las necesidades de las personas con discapacidad. Ante este propósito de accesibilidad universal, cabe la pena preguntarse ¿disfrutan las personas con discapacidad, de un acceso al entorno físico, al transporte, los sistemas y las tecnologías de la información y las comunicaciones y otros servicios e instalaciones abiertos al público en igualdad de condiciones que las demás personas? ¿Existen y, sobre todo, se cumplen disposiciones legislativas para garantizar que las entidades privadas (por ejemplo, restaurantes, teatros, comercios, empresas de taxis y de otra índole) eliminan las barreras existentes para el acceso de las personas con discapacidad?

Recientemente FEAPS (Federación de Organizaciones a favor de Personas con Discapacidad Intelectual) de Madrid ha liderado el Manifiesto por una Cultura Inclusiva, con el apoyo de Fundación Repsol como parte del proyecto “+Cultura = +Inclusión” 1. Se trata por ejemplo de solicitar a las Administraciones Públicas y Privadas de la Cultura el acceso libre de las personas de apoyo que acompañan a las personas con discapacidad intelectual para acceder, por ejemplo, como espectadores a los espacios culturales. Ello supone un sobreesfuerzo económico a la persona con discapacidad intelectual que tiene que abonar tanto su entrada como la de la persona de apoyo.

Colonias de vacaciones inclusivas para chavales con y sin discapacidad, pasarelas de madera que llegan hasta la misma orilla de la playa, itinerarios de museos en Braille con audio guías, son solo ejemplos de las incipientes iniciativas que empiezan a asomar a nuestras vidas, pero seguro que en las próximas semanas cuando estemos desconectando del quehacer cotidiano podríamos ser capaces de pensar, con más de un sombrero, en muchas otras situaciones y soluciones que serían bienvenidas para hacer posible una accesibilidad universal a las opciones de ocio y vacación.

Manifiesto por una cultura inclusiva

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